Valorar a júnior y sénior, hombres y mujeres, capacidades o nacionalidades es el punto de partida para alcanzar la inclusión, es decir, para conseguir que la diversidad alcance su mayoría de edad y se convierta en un imprescindible en la competitividad de las empresas.
La diversidad, lejos de ser una palabra que se gasta de tanto usarse, es un elemento imprescindible en la gestión de personas. Más allá del género, la gestión de la diferencia de edad, origen, capacidades, nacionalidades, tendencia sexual, religión, etcétera es una necesidad para las organizaciones que quieran ser competitivas en un mundo global. Dotar de sabor a este cóctel es lo que lleva a la inclusión. Se trata de poner en valor todos y cada uno de los ingredientes para conseguir una mezcla perfecta en la que la diversidad es sólo el principio del viaje hacia la excelencia en la gestión. Y... en las organizaciones españolas aún queda mucho por hacer.
El último estudio de Diversidad e Inclusión realizado por Talengo, en colaboración con APD, recoge datos que lo confirma. Casi una cuarta parte de los consejeros de...
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