Quien hace todo lo posible por relegar y desdeñar al que es mejor que él padece el 'síndrome de Procusto'. Conocer su 'modus operandi' y detectarle a tiempo es fundamental para no caer en sus redes.
Procusto regentaba una posada en las montañas de Ática en la que ofrecía alojamiento y cuidados a los viajeros. Hijo de Poseidón, invitaba a sus huéspedes a tumbarse en una llamativa cama. Cuando dormían plácidamente, les cortaba las partes de su cuerpo que sobresalían o descoyuntaba sus huesos hasta que daban la talla del lecho. Teseo acabó con este sanguinario dándole de su propia medicina, pero su proceder ha perdurado ya que sirve como metáfora de un comportamiento empresarial: la fobia a la diversidad y a la convivencia con la diferencia.
FOBIA
Explica David Gómez, coach y miembro de la junta directiva de ASESCO (Asociación Española de Coaching), que "la obsesión de Procusto es hundir a todo aquel que es mejor que él. Es capaz de humillar y menospreciar para conseguir su objetivo". Añade que, "esta persona tiene la autoestima por los suelos y miedo al cambio". La fobia va aún más lejos. Luis Fernando Rodríguez, CEO y experto en personas y equipos de Watch&Act, señala que, este profesional quiere que "todo se ajuste a lo que él dice, manifiesta incapacidad por reconocer como valiosas las aportaciones que no son suyas y no se ajustan a sus cánones".
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